Por Tomi

Representación gráfica
Ha sido un año bien extraño, hasta ahora.
Al equipo completo de este blog, a este colectivo de subjetividades que gravitaba alrededor de esta página, le han pasado infinidad de cosas. Hemos entrado a trabajar y hemos iniciado a regañadientes nuestra vida adulta. O seguimos estudiando, lejos de casa, o tratando de formar una casa. Y combinaciones lineales de todo lo anterior.
Hemos tenido trabajos que no nos gustan. Algunos seguimos en esos trabajos que no nos gustan, y curiosamente hemos encontrado buena onda y compañerismo en tal ambiente. Otros se cambiaron y encontraron un pequeño espacio de comodida y desarrollo.
Hemos perdido. Pero en serio perdido. Gente se ha ido de nuestro corazón, o a pasado a vivir sólo en nuestro corazón porque la materia no pudo más. Algunos se han desplazado en espacio, y los extrañamos.
Y hemos abandonado viejas prácticas: los almuerzos filosóficos, las parodias diarias a nuestros compañeros de estudio, los recorridos libres por el centro, la actualización de este espacio.
Pero, calma. También hemos ganado.
Hemos ganado de todo. Dinero, por ejemplo (también hemos perdido). Pero hemos ganado amigos, apoyo, compañía, historias nuevas, experiencias del mismo dolor. Hemos fortalecido lazos, hemos encontrado espacios de realización allí donde no existían espacios. Hemos encontrado oportunidades, o esas oportunidades nos han sido dadas por otros. Por último, hemos compartido un abrazo, de vez en cuando, cuando se necesitaba.
Y entonces llegamos a que era hora de revivir este espacio, porque sí, porque lo extrañamos.
La metáfora del cadáver: el blog estaba muerto. Lo estaba. Y de alguna forma, nuestro ánimo estaba ídem, y ciertas pérdidas nos han hecho sentir que vamos a caer. Pero Lázaro es un pulento, ¿por qué no imitarlo? Sigamos caminando con el cuello roto, hombro con hombro, que las heridas se curan en el camino.
No perdamos este espacio, chic@s. Eso.