La paradoja de la elección

por Clau

Hace un par de años tuve un ramo llamado «Asignación de recursos y economía del bienestar» en la universidad y hubo un concepto de Amartya Sen que se me quedó grabado: «El bienestar hay que juzgarlo de acuerdo al abanico de posibilidades que tenga el individuo. Hay que evaluar el espacio de elección».

El profesor (Javier Núñez) nos decía que no era lo mismo no comer porque eras un indigente que no comer porque haces una huelga de hambre. Éste último sabe que si quisiera ingerir alimentos podría hacerlo, por lo tanto, el tener la posibilidad lo hace más feliz.

Lo anterior, me parecía muy intuitivo hasta ayer cuando vi a Barry Schwartz hablando sobre «La paradoja de la elección». Él nos dice que si bien el tener mayores opciones aumenta el bienestar, esto ocurre hasta un cierto límite y que está seguro que en la actualidad ese límite ya fue sobrepasado. Nos dice que en la era del consumismo, nos encontramos con tantas opciones a la hora de elegir que se provoca el efecto contrario al deseado: como consumidores, nos paralizamos, nos saturamos y nos acabamos convirtiendo en consumidores insatisfechos de forma permanente. Estamos frente a un exceso de oferta.

Schwartz hace tan bien la presentación que parece «Stand-up».

Y también lleva el tema a otros aspectos de la vida. Señala que antes todos debían casarse, las mujeres no podíamos impedir la maternidad y que la única elección que teníamos (si es que) era con quién. Actualmente, el ámbito de decisiones se ha elevado de manera exponencial y el tiempo que se nos va determinando qué haremos con nuestras nuevas posibilidades también.

Si no existiese la posibilidad de tener un post-grado, habría visto más películas y pensado menos. Si fuese el siglo XV, no habría gastado tantas horas cuestionando mi maternidad. También están las opciones sexuales (para algunos opción y para otros condición) que cada día son más aceptadas. Las parejas interraciales fueron ilegales hasta el siglo pasado en Estados Unidos pero ya no lo son. Y, así, podemos seguir al infinito.

Es bueno que las posibilidades aumenten pero en personas que pasan todo el día filosofando y que son demasiado racionales (desgraciadamente, mi caso), genera angustia y nos impide disfrutar el momento porque el «costo de oportunidad» se nos eleva. Si hago algo, ahora tengo muchas alternativas en su lugar. Quizás éste ejemplo lo clarifique mejor: No es lo mismo ser pobre pensando que todos lo son a ser pobre y saber que existen los ricos. Nos interesa lo relativo y las comparaciones nos ponen mal («La Felicidad» de Richard Layard se refiere en extenso sobre ésto último).

Lamentablemente, Schwartz acaba de confirmar una tesis que tengo hace años: en la ignorancia está la felicidad.

5 Respuestas a “La paradoja de la elección

  1. No creo que en la ignorancia esté la felicidad. Es que en la saturación está la infelicidad.
    Hay cosas que uno sabe ahora y que lo hacen más feliz. Por ejemplo, para quienes durante siglos vieron reprimida su sexualidad real, el hecho de que ahora sea cada vez más aceptable su condición natural los hace felices, si bien tiene el costo (cada vez menor) de tener que aguantar el sufrimiento de la pelea inicial con sus pares o familiares.
    Para quien protesta y voluntariamente deja de comer el sufrimiento tiene un objetivo por el que está dispuesto a aguantar.
    Saber cosas que rompen con lo conocido siempre duele en un principio, pero luego son una ventaja, y una base de felicidad.

    Por el otro lado, el hecho de que ahora nuestras opciones de consumo – algunas de ellas, opciones «vitales», dado que marcan nuestras opciones posteriores – aumenten a una velocidad impresionante resulta agotador desde un punto de vista mental. Existe un grado de saturación tras el cual viene la angustia de elegir, o la decisión de volverse más «conservador» y quedarse con lo que ya se conoce.

    Eso. mi humilde opinión. Chau 😀

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  3. Me he visto enfrentado a la disyuntiva, es mas, la gente amplifica el tema, decides algo y te preguntan «por que no escogiste lo otro?», mi forma de apasiguarlo se basa en pensar «¿que es lo que necesito?», probablemente, entre la miles de opciones que el mundo ofrece podria haber escogido mejores (por la misma plata), pero me quedo contento con la idea de que hice lo mejor que pude, busque y me decidi, la decision que tome me sirvio y estoy feliz :D, trato de no pensar en lo que podria haber elegido sino en lo que elegi.

    Yo paso mucho tiempo haciendo cosas que no me dejan hacer otras, gimnasio, trabajo, pololeo, estudios, etc, para mi son tambien compromisos conmigo mismo y pienso que me hacen bien, probablemente existan mil cosas que me puedan hacer mejor, pero esas me hacen feliz, pensaba el otro dia, de haber juntado la plata que tengo para mi depto y la plata que he pagado a la universidad, ya tendria una Harly Davison (soy fanatico de las motos), pero seguro de tenerla habria pensado «Con esta plata podria haber estudiado y comprado un depto» :D.

    No se si la ignorancia es felicidad, claramente las gente que no sabe es feliz mas facilmente, pienso que saber que te puedes equivocar y aceptarlo te da espacio a estar tranquilo y asi es mas facil disfrutar las decisiones que cuestionarlas 😀

  4. En la ignorancia no está la felicidad. Saber que tienes menos opciones reduce todo? Pero también me hace feliz saber que dentro de las opciones, yo puedo elegir. Puedo elegir entre perder una hora en internet y pololear.
    Mientras más informado, puedo tomar mejores decisiones. Mi tiempo es lo más valioso que tengo en estos momentos, mis estudios universitarios no alcanzan ni para procurar, pero intento «canjearlo» por cosas que me dan satisfacción personal. No lo veo como un costo de oportunidad, lo veo como una ganancia. Y si me equivoco, al menos sé que lo intenté, que hice mi mejor esfuerzo. La gente ignorante, si se equivoca, no tiene la oportunidad de mejorar, porque no tiene las herramientas para eso.
    Saludos

  5. Definitivamente la ignorancia está llena de felicidad, el no saber te evita percatarte de lo que te pierdes, de lo inalcanzable y/o improbable. Sin embargo, eso es una quimera, si bien Schwartz tiene razón en cada una de sus palabras (gran monólogo por cierto XD), las personas deben afrontar la realidad y de todas las verdades que ofrece el mercado, ya sea de los bienes o la personalidad, elegir según un criterio satisfactorio para su propia forma de ser. Ya que, en definitiva, la ignorancia también nos hace ciegos a lo infelices que somos y del desfiladero al que nos dirigimos.

    Yo también me he sentido, siento y sentiré paralizado o inseguro ante la vida, como afirma Schwartz, pero la clave siempre ha sido, en mi caso, no darle vueltas al asunto. El pasado no puede ser cambiado ni el futuro previsto, por tanto no tiene verdadero sentido discutir con uno mismo la decisión que tomó o espera tomar. Por supuesto, lo que yo recomiendo es una vida llena de errores, mas esa vida es precisamente la que carece de arrepentimientos.

    Clau, te recomiendo leer el mito de la caja de Pandora, pues Schwartz habla desde la economía y aunque agrega harta sociología, queda en deuda en cuanto a filosofía… Finalmente, la caja pudo ser cerrada y aunque todos los males que contenía (enfermedad, muerte, etc.) se regaron por el mundo, algo quedo encerrado en el fondo: la esperanza.

    May the schwartz be with you!

    Ps. Me da flojera seguir explicando la idea de la caja de Pandora, así que lee el mito o consultame cuando nos encontremos, pero te puedo adelantar que la esperanza es algo bastante maligno que tiene enorme poder sobre las elecciones y opciones que Schwartz dice que abundan exageradamente hoy.

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